En Necronomicón deberás resolver el misterio que encierra la reciente muerte Dieter. ¿Podrás lograrlo?
“Luego de muchos años de trabajo, el cuidador del Necronomicón finalmente ha fallecido. Deja todo y ven a mi casa”
Esto no debería sorprenderte, de no ser porque la persona que te envió esta nota no es nada más ni nada menos que tu vecino Dieter, el cual compartía largas horas con vos.
Si bien nunca hablaron de esto abiertamente, todas tus sospechas comienzan ahora a tener sentido, como las piezas de un gran rompecabezas que mágicamente comienza a armarse delante de tus ojos. Tantos años de estar recluido en esa casa, sin poder salir en ningún momento, solo puede tener una explicación.
Dieter estaba cuidando algo, un secreto que lo desvelaba. ¿Ese algo podrá ser quizás aquel misterioso libro llamado Necronomicón del cual hablaron esa noche lluviosa en donde el alcohol se apoderó de su mente?
Todo parecían cuentos de un viejo borracho, palabras que se parecían más a un cuento de alguien que busca hechos en su imaginación con el objetivo de prolongar una charla, pero ¿y si todo fuera cierto?
Solo recuerdas algunas cosas muy puntales de aquella noche que decía el viejo:
“el libro lo escribió un árabe loco llamado Abdul Alhazred que murió al poco tiempo de leerlo”
“el escrito fue prohibido durante muchos años, pero un anticuario danés encontró una copia escrita en latín”
“leer el libro solo conduce a la locura del lector”
y muchas otras incongruencias que por supuesto nunca te parecieron relevantes hasta ahora.
Dieter siempre fue muy generoso contigo, aunque era extraño que alguien que no tuviese contacto con el mundo, pudiera regalarte tantas cosas. Viajes por el mundo, antiguos libros, parecía apreciar las tardes jugando al ajedrez o a cualquier otro pasatiempo que le permita no sentirse tan solo, sin duda tu compañía era algo que apreciaba.
Ahora que Dieter no está, solo puedes cumplir con su última voluntad e ingresar a la casa.
¿Las leyendas de Necronomicon serán reales?
¿Podrás enfrentar lo desconocido?
- Cnel Apolinario Figueroa 1088, Caballito